Ciencia en la ermita

En nuestra última escapada, se me olvidó comentar un detalle que nos ocurrió justo mientras el sol caía y montábamos nuestros telescopios.

Un lugareño, acompañado de su nieta, a caballo ambos, se detuvieron a nuestro lado. El hombre observó la escena y nos preguntó si íbamos a observar las estrellas. Nosotros dijimos que si y nos comentó que, en Robledo de Chavelas, cerca de donde las antenas de la NASA, hay una ermita donde se ven las estrellas estupendamente. Nosotros nos quedamos sorprendidos por ver que, efectivamente, el lugareño era un astropirado y por nosotros mismos al no caer en que Robledo de Chavelas y las antenas de la NASA estan a muy poco más de donde estábamos haciendo nuestras observaciones.

Finalmente el tiempo nos dió un buen momento, el día 2 de Julio, con luna nueva, para salir a echar un vistazo al firmamento y dos valientes (y algo despistados) astropirados salimos en pos de localizar el lugar que se nos había indicado. He de admitir que yo me retrasé bastante y eso, entre otras cosas, nos cortó la posibilidad de observar el sol, aunque las manchas solares no estaban visibles aquel día.

Localizas las antenas de la NASA no fue complicado, hay hasta carteles que te indican la carretera que lleva a tan magnífico emplazamiento.

Antena de 30 metros de la Deep Space Network

Una de las varias antenas, la más grande, de 30 metros.

Nos hicimos unas cuantas fotos y tomamos rumbo a Robledo para comprar algunas cosas y ver qué lugar nos vendría bien hacer la observación.

La búsqueda fue poco productiva, ya que ambos sitios que nos parecieron bien, no eran tal y uno casi deja encallado el coche por un escalón. Se nos hacía tarde y estábamos por volver a Chapinería, a nuestra base beta para, al menos, aprovechar la noche, que se iba aproximando ya. Hasta que a Sergio se le iluminó la bombilla y recordó las palabras del astropirado pueblerino, que él dejaba su coche en una ermita, y que era allí donde se ubicaba el lugar donde él veía las estrellas. Tras un par de vueltas, localizamos el lugar y subimos el camino de tierra que lleva a la ermita de Navahonda.

La primera sorpresa fue encontrarnos gente allí... y ver que la Asociación Astronómica de Madrid estaba dando, de la mano de uno de sus miembros, un curso de introducción a la Astronomía. Miguel, ayudado por un amigo suyo, estaban preparando su Dobsoniano y las cosas cuando estábamos llegando.

Nos quedamos un poco al lado, porque, aún con lo apartado del lugar, acudieron un buen puñado de familias al curso. Estando donde estábamos, no molestábamos a nadie y podíamos pegar la oreja al curso y sacar ideas.

La noche no pudo ser mejor, a pesar de que por el este Madrid contaminaba el cielo con la luz, el resto del cielo era oscuro, y hasta distinguías objetos del espacio profundo a ojo desnudo. M27 (La Nebulosa Dumbell), M7, la Nebulosa Omega, cúmulos como M4, M5, el de Hércules y muchos que, con la emoción, no apunté, emergieron en nuestros oculares. Poder ver las estrellas que forman un cúmulo con el ocular de 4 milímetros de Sergio fue una pasada, M81 y M82 eran fáciles de captar desde allí, y ya, cerca de las 3 de la madrugada, M32, la Galaxia de Andrómeda, pudo ser vista.

Sin duda creo que a partir de ahora, esta va a ser nuestra base de operaciones por defecto, ya que el cielo es estupendo. Y por supuesto, volver con luna nueva o cerca de la luna nueva.

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